Historia del archivo

La orden franciscana se fundó en México en 1524 con la llegada de doce frailes enviados por el Ministro General de la Orden, fray Francisco de los Ángeles Quiñones. Fue la primera orden religiosa fundada en México. Su nombre oficial fue “Provincia del Santo Evangelio de México”. Con el correr de los años, los franciscanos se extendieron por todo el territorio mexicano y llegaron a fundar cinco provincias más, sin contar los Colegios de Propaganda Fide que gozaron de gobiernos autónomos de las provincias.

Los archivos de los franciscanos nacieron con la fundación de la orden. La necesidad de preservar los documentos fundacionales -breves pontificios, correspondencia con los gobernantes españoles, alegatos sobre evangelización- empezaron a ser parte del material con el que se formó el archivo de la Provincia del Santo Evangelio de México. Además de este archivo general, para mediados del siglo XVI empezaron a surgir los archivos locales, con documentos propios de cada convento. De acuerdo con la legislación de la orden, desde 1667 cada convento debía tener “un archivo donde se pongan y guarden todos los [documentos] pertenecientes a fundaciones, memorias capellanías, cofradías y otros cualesquier instrumentos”.

Gran parte del archivo general de la Provincia del Santo Evangelio de México se conserva en la Biblioteca Nacional de México y en la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En cambio, los archivos locales de un buen número de conventos, tanto de la Provincia del Santo Evangelio, como la de San Diego de México, de los Colegios de Propaganda Fide, y de la Comisaría General de los Franciscanos de México (fines del siglo XIX y principios del XX) se conservan en el actual “Archivo Histórico de la Provincia del Santo Evangelio de México”. El archivo resguarda también correspondencia de los frailes, sermones, y documentos sobre el Beato Sebastián de Aparicio.